nº41-40 (2007-12-31)
Ambas autoras son diplomadas en Trabajo Social y miembros del grupo de investigación SEPISE (Seminario de Estudios para la Intervención Social y Educativa) de la Universidad de Granada, realizan en la actualidad una investigación sobre el fenómeno migratorio de las menores no acompañadas en el territorio español. Este artículo está basado en la ponencia "Las Niñas que emigran solas. Las influencias o determinaciones derivadas de su condición de mujeres" presentada en el coloquio internacional «La migración de menores no acompañados en Europa", celebrado en Poitiers en octubre de 2007.
En los primeros años de este siglo venimos siendo testigos de la llegada a España de chicas menores que proceden de terceros países. Ante esta realidad podemos preguntarnos si estamos ante un nuevo fenómeno diferenciado de los movimientos migratorios más conocidos de personas adultas, hombres y mujeres, o de menores no acompañados. La migración de chicas solas, sin compañía de personas adultas que ejerzan sobre ellas la patria potestad o su tutela va cobrando relevancia poco a poco, conformando una realidad que no se encuentra exenta de complejidad ni de gravedad, fundamentalmente por el estado de desprotección en el que estas jóvenes pueden estar inmersas, puesto que la invisibilidad de las situaciones que viven impide que sean percibidas como seres sujetos de derechos especiales derivados de su condición de menores de edad. Desde nuestro punto de vista, las relaciones de género y como consecuencia, los espacios a los que acceden estas niñas inciden en sus situaciones de exclusión social e invisibilidad. Las dimensiones de género y espacio son los elementos diferenciadores con respecto a los niños que migran en su misma situación. Estas menores accederán a ciertos espacios dependiendo fundamentalmente de las condiciones en que se dan sus itinerarios migratorios que se encuentran relacionados con los contextos de sus países de origen. Estos itinerarios pueden ser diferentes pero les une una característica relevante: se trata de espacios que conectan con lo privado o lo oculto, ya sean ligados a la familia extensa, a la explotación laboral o a la prostitución. Las menores que emigran a España son en cuantía mucho más minoritarias que las de los menores, ésta es una diferencia respecto al sexo, pero también en cuanto a relaciones de género que podemos resaltar, ya que muchas de las menores, en sus sociedades de origen, no tienen oportunidad de plantearse proyectos de vida autónomos, están destinadas y limitadas a forjarse un futuro reducido al espacio doméstico, siendo el matrimonio el único proyecto de futuro previsible para ellas. No obstante, el crecimiento lento pero paulatino de la emigración de niñas podemos relacionarlo con el fenómeno de las migraciones de las mujeres adultas que emprenden la emigración de forma autónoma e independiente de los hombres. Los proyectos migratorios de muchas de las menores marroquíes, progresivamente se van equiparando a los de los menores en cuanto a una mayor independencia en la elaboración y ejecución de los mismos, cada vez más asociados a motivaciones económicas y a deseos de promoción social. A través de nuestra experiencia profesional y del proceso de estudio hemos podido observar distintas realidades y experiencias migratorias que viven las menores que migran, a continuación concretamos algunas de las características de este colectivo:
Las menores extranjeras no acompañadas de la muestra estudiada presentan edades entre 14 y 18 años y provienen de países del Este, Latinoamérica y Marruecos. Si bien el fenómeno de la migración de los niños a España es mayoritariamente marroquí, las niñas en cambio, proceden de países del Este, de países latinoamericanos en menor cuantía y de países africanos, con especial relevancia de Marruecos.
Encontramos que las motivaciones y situaciones que dan origen a la migración son muchas y muy diferentes, frente a los relatos de los niños en los que encontramos una constante idea de "buscarse la vida" y económico fundamentalmente: las menores señalan causas socio-económicas generales del país, como la precariedad laboral, la escasez de recursos o la falta de servicios e infraestructura básica en las condiciones de vida; situaciones de falta de derechos, sobre todo para las mujeres; imposibilidad de promoción social y económica; incorporación al mundo laboral a edades muy tempranas y en condiciones de explotación laboral; en ocasiones la salida del país es forzada mediante el rapto o el engaño. Los relatos de las menores son espeluznantes, engaños en la captación en el país de origen, secuestros y aislamiento total de sus familias, promesas de trabajo que no se cumplen, obligación de trabajar en el servicio doméstico sin remuneración económica o para las redes en la prostitución en el país de llegada, retirada de documentación, trato vejatorio, malos tratos físicos y psíquicos o amenazas de daños a ellas mismas o a sus familias.
Las situaciones familiares de las menores son diversas y diferenciadas, desde familias que se encuentran en extrema pobreza hasta en las que este factor no se observa como determinante a la hora de salir de su país. Muchas de estas menores pertenecen a familias numerosas, sin recursos económicos ni materiales para atender las necesidades de sus miembros. Los contextos sociales, económicos y políticos de los países de origen determinan en gran manera las posibilidades de estas familias a la hora de satisfacer las necesidades de protección que las menores requieren para su bienestar. En los casos en los que se produce la trata ilegal, la ausencia de estabilidad familiar incrementa el riesgo de ser objeto de estas redes ilegales.
Los niveles de participación en la elaboración del proyecto migratorio de la menor y de la familia también son variables, en muchos casos las decisiones son consensuadas por la familia y la menor. No obstante, en ocasiones ni las menores ni sus familias han tenido alguna iniciativa, nos referimos a aquellos casos en que las menores son forzadas a salir del país por redes mafiosas.
Para la entrada en el país de destino en muchos casos se tiene en consideración cómo atenuar los riesgos en la ejecución del hecho migratorio, se utilizan estrategias menos peligrosas en el viaje, encontramos casos en que la entrada se realiza por pasos habilitados con documentación autentificada o falsificada y otros en que se utilizan las vías ilegales, a veces comunes a las usadas por menores y adultos, como la patera y otras veces vías alternativas que revierten menos peligro para la integridad de las menores: escondidas en vehículos, identidad suplantada, acompañada por familiares o allegados. Al igual que en otros movimientos migratorios las redes transnacionales juegan un papel importante en la preparación y ejecución de sus proyectos.
Una vez en España las menores van a vivir situaciones de invisibilidad y de exclusión o riesgo y no siempre la existencia de familiares va a suponer para las menores la garantía de contar con éstos como redes de apoyo, incluso en algunos casos estos familiares o allegados van a ser la causa central de su situación de explotación, exclusión o invisibilidad.
Especialmente alarmante es el acceso limitado que las niñas tienen al sistema de protección, íntimamente relacionado con su invisibilidad. Los niños acceden mayoritariamente a los centros de protección y disponen de conocimientos de estos, lo que les procura ciertas herramientas a la hora de conseguir sus objetivos o metas, cuestión que abunda en las diferencias de género a la hora de intentar integrarse en la sociedad receptora. El acceso al sistema de protección se va a producir en muchas ocasiones por intervención de las fuerzas policiales, no obstante en ocasiones las menores consiguen zafarse de las redes y solicitan la protección ayudadas por ciudadanos que encuentran de manera casual. En casos de llegadas de mayor visibilidad, como las menores que vienen en patera, el acceso se produce de forma inmediata.
Encontramos también casos en los que las menores, al igual que los niños, tienen cierto conocimiento de la existencia de los centros de protección y de los mecanismos para solicitar el ingreso en los mismos. En aquellas situaciones relacionadas con la prostitución o con la explotación laboral en que las niñas se encuentran, resulta muy difícil intervenir. El ocultamiento de las niñas por parte de aquellas personas que las tienen sometidas, bien en domicilios o bien en centros de prostitución, requiere medidas de intervención específicas y contundentes por parte de las autoridades y de las administraciones. Esta forma especialmente perversa de exclusión social unida a su invisibilidad puede por sí misma ser predictora de situaciones futuras encadenadas a otras formas de exclusión que resultarán muy difíciles de romper, más difícil en cuanto más elementos se vayan añadiendo y superponiendo a lo largo de la vida de estas niñas Ante esta realidad que describimos, nos preocupa especialmente cómo la sociedad receptora elaborará ese conjunto de percepciones sobre estas niñas que dará origen a determinada construcción social y que podrá ser esencialista y estigmatizante si no actuamos desde su prevención. Nos preocupa que la percepción, muchas veces categorizante y excluyente que la sociedad tiene sobre las mujeres inmigrantes adultas, también asimile a este colectivo y que esa percepción se corresponda con una atribución de roles relacionados con lo "que se espera" de ellas, atendiendo a su nacionalidad de origen, a su etnia de procedencia y a su clase social. También nos preocupa su asimilación dentro los discursos que se hacen alrededor de los menores no acompañados, sobre los que se ha venido realizando un construcción en la que se han obviado muchos aspectos vitales y transcendentales referentes al bagaje y vivencias que traen consigo, olvidándonos, como dice Amina Bargach, de su categoría de ser humano social con pertenencia a un grupo familiar que debido a un contexto violento se ha visto obligado a buscar soluciones para éste. La visibilización de estos menores en nuestra sociedad se viene construyendo, conforme a los intereses imperantes, de forma violenta, cada vez más violenta, a través de un discurso muy negativo, proyectando una imagen llena de estereotipos que les atañen a los propios menores y a sus familias. Consideramos que conocer a estas menores, saber su origen, sus contextos socio-familiares, sus itinerarios, de dónde, por qué y cómo emigran; entender sus proyectos, qué objetivos formulan y cuáles son sus deseos inmediatos y a largo plazo, dónde y cómo quieren trabajar, vivir o amar; comprender sus procesos para la inclusión en la sociedad de destino, cómo asumen su situación, qué cuestiones les preocupan, con qué dificultades se encuentran; conocer cómo ejercen la transnacionalidad, qué relaciones y vínculos mantienen en la sociedad de origen, cuáles son sus compromisos de ayuda a sus familiares o las deudas adquiridas a través de sus procesos migratorios; acercarnos a sus proyectos de autonomía, una vez que adquieren la mayoría de edad; todo ello significa entender mejor este fenómeno y al mismo tiempo visibilizar las situaciones de estas menores, acción que consideramos imprescindible para el acompañamiento profesional que hemos de afrontar los actores sociales en la intervención orientada a favorecer procesos de inclusión social en el contexto de la sociedad receptora.
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