Vicenç Galea
Setmanari de Comunicació Directa MIRALLS Entrevista pgs 4 i 5 Núm 206 24/11/10
Mar Carrera i Alba Gómez entrevista@setmanaridirecta.info
Traducción al castellano del original en catalán http://menoressolos.blogspot.com/2010/11/la-vida-precaria-del-jovent-menor.html
"Aquí nunca ha habido 'niños de la calle
como los 'meninos de rua' del Brasil,
sino niños en la calle "
Las condiciones de vida precarias de las personas menores extranjeras no acompañadas, niños lejos de su familia, son el eterno pesadilla del educador social Vicenç Galea, del Colectivo DRARI de Investigación Acción Participativa por los Derechos del Niño, nacido en 2004. Llegados desde Marruecos o el África subsahariana, esos pequeños acaban vagando por las calles o los centros de menores "deshumanizados" -según Galea-, espacios en los que ni la justicia catalana no cree. Son chicos y chicas que a menudo han vivido de forma traumática la migración en solitario y que, una vez aquí, son sometidas a pruebas médicas "invasivas", a juicio de Galea, que deben determinar si podrán recibir o no la protección mínima de la administración.
¿Con qué escenario se encuentra una persona menor de origen extranjero que llega sola a Cataluña?
A diferencia de los menores catalanes tutelados por la Dirección General de Infancia y Adolescencia (DGAIA), estos entran en la red de protección por medio de la policía o de la fiscalía y no a través de la educación. No tienen el referente de la familia, los vecinos, los médicos o los maestros. Y por eso, cuando llegan, son aconsejados por otros menores a través del boca-oreja.
De dónde vienen estas menores que acaban viviendo en las calles?
Desde el colectivo DRARI, hemos luchado para que se les dejara de llamar niños de la calle. Aquí nunca ha habido niños de calle como los meninos de rua de Brasil, por ejemplo, sino niños en la calle. Los primeros son niños que han roto con la sociedad y la sociedad ha roto con ellos. Los segundos suelen ser menores no acompañados que viven en la calle, la mayor parte de los cuales son marroquíes con familia. Según la DGAIA, estos niños tienen familias desestructuradas, pero no es así. En realidad, provienen de familias que se han empobrecido, normalmente debido a la migración del campo a la ciudad. Aunque en Marruecos se calcula que puede haber de 15 a 30.000 niños viviendo en la calle, éstos no tienen recursos para emigrar, emigran los que tienen familia.
Qué proyecto migratorio siguen?
Aún hoy, la mayoría son adolescentes que llevan años preparando el viaje, muchos de los cuales llegan escondidos entre los camiones. Las opciones, sin embargo, son muy variadas. En algunos casos, la familia les proporciona documentación falsa o vienen como turistas y acaban quedándose. Desde 2002, empezaron a venir en pateras, empujados por decisiones familiares. Si bien al principio el perfil de niño era más urbano, hoy es más rural.
Se repite el mismo patrón en el caso de las niñas?
Las niñas, por cuestiones sociales y culturales, no emigran solas, a menudo lo hacen por decisión de la familia. En el caso marroquí, por ejemplo, suelen llegar con familiares, escondidas; acaban haciendo de criadas y muchas no son escolarizadas. Estas situaciones pueden propiciar abusos. El sistema de protección no las descubre hasta que son adolescentes y quieren socializarse. Las chicas subsaharianas que llegan en cayuco, víctimas de la trata, viven un contexto muy diferente.
¿En qué medida afecta psicológicamente a los niños el hecho de emigrar?
Están en la adolescencia -una edad que ya es bastante crítica- y emigran al extranjero sin la familia. Como educadores, tenemos el deber de conocerles bien para ver si tienen heridas emocionales de origen ...
Comparto la reflexión de un educador de calle, Txus Moia, según el cual los niños cuando se van son Ulises (en referencia al síndrome del duelo migratorio o síndrome de Ulises), abocados a la migración clandestina, pero cuando llegan aquí han de ser Superman. Por otra parte, algo que nos asusta últimamente son los brotes de esquizofrenia que detectamos en los chicos de 18 a 22 años.
¿Qué legislación regula la protección de estos niños y a la vez extranjeros?
Especialmente los primeros años, los miembros de DRARI insistimos que había que hacer prevalecer la condición de niño (Convención de los Derechos del Niño) por encima de la condición de extranjero. La Generalitat, en cambio, se inventó el concepto de Menor Extranjero Indocumentado No Acompañado (MEINA), sin respetar la nomenclatura legal europea que hablaba simplemente de "menores no acompañados". ¿Por qué se inventaron la etiqueta de MEINA, haciendo énfasis en la condición de extranjero y de indocumentado?
Cómo funciona el sistema tutelar en Cataluña?
Un niño, hasta que no tiene dieciocho años, es tutelado por la DGAIA, aunque la Guarda y Custodia -las decisiones del día a día- las toma la dirección del centro de menores donde reside. Uno de los grandes problemas es que, tanto la entidad tutelar como los guardadores, no son respetadas por fiscales y jueces. El ejemplo sería el caso de un niño catalán que, tras cometer una infracción, puede ser enviado a una prisión de niños o en su caso, puede recibir el castigo o la amonestación volviendo con su familia. Esto no pasa, sin embargo, si se trata de menores extranjeros bajo tutela, ya que a menudo el juez no considera los centros de menores como espacios para la rehabilitación y, automáticamente, son enviados a centros de justicia juvenil.
"Los inmigrantes clandestinos de
Marruecos se autodenominan pequeños 'Harraga'
-Del verbo 'harrac', que significa quemarse,
ya que quemaban la documentación antes
de marchar por no poder ser identificados y
repatriados "
-
Conviven entre 30 y 36 niños y eso deshumaniza su día a día. Como educador, es horrible trabajar porque no tienes tiempo de conocer al niño y que él te conozca, parece una fábrica. Actualmente, la ratio oficial será de seis chavales por educador. La misma fiscalía debería denunciar las condiciones de estos centros si detecta los problemas. Por otra parte, sigue siendo difícil hacer entender que los menores deben ir a la escuela, aunque no tengan documentación, porque hay unos derechos que deben prevalecer por encima de otros. Los centros programan actividades educativas como si fueran la escuela, en lugar de hacer lo que cualquier niño hace en su casa, como refuerzo escolar, mirar la televisión, etc. Es necesario que estos niños hagan vida de barrio y podamos diferenciar mejor la primera acogida de lo que será el centro definitivo.
El problema con los menores no acompañados es que suelen cronificarse en una situación de primera acogida, a diferencia de lo que ocurre con los menores catalanes.
Así, la protección de los niños extranjeros es diferente de la que reciben los locales?
En 1999, en nuestro país, se selló un pacto interinstitucional que fomentaba la discriminación. Se creó un sistema paralelo: centros de menores sólo para extranjeros -instalaciones que abrían sólo de día, pero que empujaban a los niños a dormir en la calle- y una fiscalía especial para menores extranjeros. Más adelante, abrieron los albergues para complementar los centros de día, un sistema que ha estado vigente durante diez años. Finalmente, este verano, los albergues se han cerrado, pero por motivos económicos y no porque se haya reconocido que eran perjudiciales. En el caso del albergue Alcor y el centro de día El Bosc, por ejemplo, se produjo un episodio muy grave de gripe A que sólo fue denunciado por los trabajadores del albergue y por DRARI. Las condiciones de los niños eran terribles. A raíz de estos hechos, el Síndic de Greuges y el Ayuntamiento de Barcelona dijeron basta y el consorcio municipal dejó de financiar el centro.
Este cierre ha supuesto un punto de inflexión en positivo?
Esto ha implicado el fin del sistema de discriminación. De hecho, se han ido corrigiendo cosas, como por ejemplo la unificación de la fiscalía de menores. Hoy, hay cinco centros de primera acogida para menores locales y extranjeros.
Pero los trámites legales siguen siendo una traba para los niños de origen extranjero ...
En muchos países no existe la tradición de registrarse o empadronarse. Un marroquí, por ejemplo, no tiene pasaporte. Debemos tener en cuenta que la cultura de los nombres y los apellidos sólo tiene un siglo y es fruto de la colonización ... Los inmigrantes clandestinos de Marruecos se autodenominan pequeños Harraga - del verbo harrac, que quiere decir quemarse, ya que quemaban la documentación antes de partir para no poder ser identificados y repatriados. Una vez en el país receptor, se les llama indocumentados. Como queremos que no lo sean, si son niños y, encima, llegan de manera ilegal? Según la Convención de los Derechos de la Infancia, si un menor afirma que lo es, se le ha de creer. Pero ¿cómo podemos saber si alguien tiene diecisiete o dieciocho años?
¿Qué piensas, de las pruebas que se utilizan para determinar la edad?
Aunque la ley dice que se pueden hacer pruebas para determinar la edad de los niños, éstas no son exactas ni científicas y la decisión final de la fiscalía acaba siendo política. Las pruebas óseas para saber la edad son, además, caras e invasivas. Tampoco nos permiten saber la nacionalidad del niño o el apellido de su padre ... Para conocer la identidad, es necesaria la documentación y mucha labor educativa, ya que no siempre es tarea fácil. Personalmente, me he encontrado con casos de chicos que no decían la verdad respecto a su edad. Unos la bajaban, otros la aumentaban.
¿Cómo se puede superar el escollo de la documentación?
Se necesitan convenios de reconocimiento de documentaciones entre los otros países y España. Hay cosas que no se entienden ... Mauritania está ocupada por el Estado español y la cooperación internacional, pero, como es que no reconocen el pasaporte de Isshagh, un chico mauritano? Asimismo, por qué se actúa de forma diferente con los menores extranjeros y con los adultos extranjeros? Se podría imaginar que algún adulto quisiera empadronarse o ir al médico y el Estado le respondiera: "Es que no sé quién eres tú!"
En el caso de menores que se repatrían, cuál sería la mejor manera de hacerlo?
La decisión no debe basarse en soluciones rápidas y mal tomadas. Si yo repatrío a un menor y al cabo de un mes vuelve a subirse a una patera o autocar, significa que no era conveniente la repatriación y que le hemos puesto otra vez en situación de riesgo. Por otra parte, si el país de origen resulta que no entrega al menor a la familia y lo dejan viviendo en la calle, a 800 kilómetros de su casa, tampoco se ha hecho bien la repatriación. El 90% de los repatriados han vuelto porque son decisiones tomadas a la fuerza. La experiencia dice que, a en la práctica, los menores no deberían volver a su casa porque allí no hay servicios sociales ni un sistema de infancia digno.
"La ley establece que los menores a
partir de dieciséis años tienen derecho a
trabajar, pero, por qué los menores
catalanes tienen este derecho garantizado y los
extranjeros no? "
-
Para muchos de ellos, este día es una fecha terrible y, semanas antes, se encuentran mal a causa del miedo. La ley, que permite la emancipación a partir de los dieciséis años, no permite alargar la mayoría de edad. Por lo tanto, la obligación legal de proteger un chico o chica a partir de los dieciocho años no existe. A mí me gusta recordar qué pasa en nuestro país: los jóvenes catalanes no se emancipan al menos hasta los 25 o los 30 años y, una vez emancipados, aunque siguen recibiendo el apoyo de los padres. ¿Por qué los niños tutelados se dejan de lado cuando hacen dieciocho y necesitan más apoyo que nunca? La ley establece que los menores, a partir de dieciséis años, tienen derecho de trabajar, pero, por qué los menores catalanes tienen este derecho garantizado y los otros extranjeros no? ¿Qué debe hacer un chico que no tiene papeles, no puede trabajar y no tiene el apoyo de la familia? Muchos acaban malviviendo en el parque, drogándose, sufriendo depresiones o brotes esquizofrénicos y teniendo problemas con la policía y el sistema judicial.
El refugio del disolvente
Según Galea, es común que los niños menores tutelados que residen en los centros inhalen disolvente, una tradición que -según el educador- está muy arraigada entre la población adulta de algunos países. "Hay lugares donde este consumo está más extendido que el alcohol, es una droga accesible, baratísima y que no crea adicción". Según él, los estudios centrados en esta droga concluyen que el consumo de disolvente es un grito de alerta y de atención hacia el adulto, un grito de ayuda, porque los efectos de este consumo son visibles. El disolvente también se ha vinculado a la necesidad de olvidar los problemas, el hambre o el frío.
"Un momento muy concreto para empezar a consumir es cuando los menores cruzan el estrecho: necesitan tomar coraje porque tienen miedo y el disolvente les proporciona coraje", explica Galea. "Cuando hacen dieciocho años y están desamparados, a veces deciden robar y también inhalan disolvente para poder dar el tirón", añade. El educador alerta de que, precisamente, cuando se enganchan a esta droga es cuando los niños necesitan más ayuda, aunque a menudo no la reciban.
______________________________________________________________________________
Col•lectiu DRARI دراري d'Investigació Acció Participativa pels Drets de l'Infant
General <DRARI.Col.lectiu.IAP.Drets.Infant@gmail.com>
Juristes i casos de menors.Juristas y casos de menores <DRARI.Jurista@gmail.com>
DRARI <http://www.DRARI-Col-lectiu-IAP-Drets-Infant.blogspot.com>
DRARI Jurista <http://www.DRARI-Col-lectiu-JURISTA-Drets-Infant.blogspot.com>
XARXA-RED-SAREA-XABACA <http://www.MenoresSolos.blogspot.com>
CONEIX ELS TEUS DRETS <http://www.coneixelsteusdrets.cat>
Per deixar de rebre correu escriu al remetent.Para dejar de recibir correo escribe al remitente
No hay comentarios:
Publicar un comentario